miércoles, 31 de marzo de 2010

Colgarse de un Arbol. De Guillermo Fadanelli

A continuacion un texto que me encontre "hasta atrás" de una revista llamada Dia Siete... la vdd me pareció interesante y ahora lo komparto kon uds... Disfrutalo!!!

------------------------------------------

A cabo de estar cerca de 30 dias en Francia, la mayor oarte del tiempo en Paris, aunque una semana me refugié en una playa solitaria en la costa sur, cerca de Toulon. Mi deber como escritor es contar a ustedes historias interesantes consecuencia de las experiencias vividas durante el viaje, pero contra los cánones me he decidido por una historia personal, con la esperanza de que algun lector comprenda los avatares de mi desasociego.

En Paris conocí a una mujer de nombre Mariana. Ella es joven, delicada y vive en una buhardilla ubicada en un barrio que no podría señalar en un mapa. Antes de continuar tendría que decir que en poco tiempo cumpliré 50 años y cuando Mariana abrió los ojos al mundo por primera vez mi memoria recitaba ya de memoria la obra de Sastre, Camus, y por supuesto la de Céline.

Mariana es amante de la literatura y pone en riesgo su futuro dedicándose a una actividad tan poco apreciada en estos días.

Las dos ocasiones que no llegué a dormir a mi hotel pasé la noche en vela a su lado. El oriente de estas palabras es una pregunta sencilla: ¿puede amarse a varias mujeres a un mismo tiempo? Estoy convencido de que es posible, aunque esto carecería de sentido si no se considerara a cada mujer como un mundo aparte. Si se deseara sustituir a una mujer por otra lo más honroso sería colgarse de un árbol antes de cometer dicha barbarie: es una ofensa absoluta para cualquier mujer que uno desee reemplazarla por otra como si fuera un florero.

Les cuento que estuve a un paso de abandonarme a esa atracción inesperada y comenzar todo de nuevo, pero permití a la mediocridad que suele habitarme imponerse sobre mi deseo de ser otro. No me arrepiento porque la renuncia posee un peso considerable en la vida de los hombres. Renunciar es afirmarse.

Las personas no se enamorarían si no hubieran escuchado antes hablar acerca del amor. Esto es cierto porque los sentimientos son siempre distintos cuando son provocados por diferentes personas. Y conservar a toda costa dicha diferencia es necesario para vivir con un poco de dignidad. Ahora comprendo más cabalmente por qué renuncié a este enamoramiento compulsivo; porque pese a ser moralmente un hombre incompleto, cada persona que ha aceptado compartir su tiempo conmigo representa para mí una especie de salvación que agradezco profundamente. Y no importa si mi relación con una mujer ha durado unos cuantos días: es justo a partir de su efímera presencia donde todo vuelve a comenzar.

Antes solía decir que un sentimiento permanente no es humano y que quienes lo encarnan están más cerca de ser dioses que mortales. Y sin embargo, ahora me he vuelto un conservador.

Conforme pasan los años, como lo hiciera uno de mis escritores más apreciados, Norman Mailer, apelo a la renuncia para concentrarme en una sola mujer; sé que obrar de esta manera es invocar a la muerte, pero no me preocupa demasiado. Después de todo, me arrepentiré.

---------------------------------------------------

Gullermo Fadanelli. Ciudad de Mexico, 1964. Escritor. Su mas recientes libors son Plegarias de un inquilino (Cal y Arena), Educar a los topos, y Malacara (Anagrama)

Lic. Psic. BeBëGlass Alkzar

No hay comentarios:

Publicar un comentario